miércoles, 14 de abril de 2010

Alerta en el centro de Toluca



Señoritas al borde

de la trampa


En una plática amena entre dos estudiantes de nutrición de la Universidad del Estado de México (UAEM), se presentó un hecho lamentable de delincuencia e inseguridad contra estas dos estudiantes y una testigo , quienes al parecer cayeron en una trampa de la delincuencia que se vive a plena luz del día.

Alrededor de las 14 horas, dos estudiantes de dicho plantel se dirigían hacia el centro de la ciudad de Toluca con destino a la casa de las mismas, una de ellas a quien llamaremos Josefina, por su seguridad, comentó que al punto de tomar su transporte en la esquina de Juárez y Gómez Farías observó con detenimiento que un sujeto sospechoso con características físicas de cabello corto , complexión robusta , de tés morena y camiseta obscura iba cruzando la calle de Gómez Farías y Benito Juárez .

Dicho sujeto hablaba por teléfono , cuando de repente Josefina observó que de dicho sujeto cayó un sobre sellado de color brillante de su pantalón , a lo cual la acompañante de josefina a quien llamaremos Ilse, le preguntó a dicho sujeto si el paquete era suyo, y al alcanzarlo , dicho sujeto argumentó que a él no se le había caído nada; acto seguido fue que un señor al momento de esta acción levanta dicho sobre sellado , y Josefina lo alcanza a ver que recogía el sobre, aunque se miraba sospechoso porque de igual manera iba hablando por teléfono.

Es ahí cuando la trama del asunto comenzó a tomar forma, puesto que el sujeto que levantó el sobre, según recuerda Josefina, era alto, delgado, moreno , canoso y de ojo grande; que al momento de levantar el sobre , le dijo a otra mujer que también se encontraba en el mismo lugar, que compartieran el sobre, entonces decidió abrirlo y encontró una cadena de oro de 14 kilates que según Ilse al acercarse a estas dos personas, el hombre les propuso repartir la cadena de oro entre los cuatro , quienes según él únicamente se habían percatado del descuido del otro sujeto, entonces ellas comenzaron a negociar y pensaron el llegar a un acuerdo rápido y sin compromisos.

La tercera mujer, quien no venía con Josefina e Ilse, a quien llamaremos Melisa, provenía de Malinalco, y portaba una cadenita de oro, y un anillo de oro grande de flor; a lo cual el sujeto con un tono muy autoritario , les exigió que le dieran algún objeto de valor para que quedaran por igual , a lo que Melisa decidió darle sus objetos de oro, y el sujeto, no convencido comenzaba a negociar, porque quería el celular de Ilse, a lo cual esta se negó ; por último dicho sujeto decidió ir por dinero para quedar a cuentas con la cadena, y las dejó en el mismo lugar que se había suscitado dicho evento.

Después de veinte minutos aproximadamente las tres mueres comenzaron a desconfiar pues el sujeto no regresaba con el dinero ni mucho menos las pertenencias de Melisa, quien no portaba más dinero para regresarse a Malinalco; acto seguido decidieron llamar a sus familiares, pues según Ilse y Josefina, empezaron a desconfiar, “pasó por mi mente que el tipo iba a regresar con otros más y que todo era una trampa para quitarnos dinero e incluso raptarnos”.

Como observaron el tiempo transcurrido, las tres mujeres llamaron a sus familiares para avisar del suceso, y los papas de Josefina e Ilse acudieron al sitio para vigilar que fue lo que pasaba y si se trataba de una trampa, pues según Ilse argumentó que prefirieron llamar a sus familiares porque la situación se había convertido en tensa, y no podían esperar más tiempo, rápidamente checaron si la cadena era de oro, en una tienda de oro, y resultó ser que era chapa de oro.

Sin más obstáculos que les permitiera, Ilse y Josefina se dirigieron a su lugar de residencia y Melisa se quedó la cadena que resultó ser de chapa, pues las joyas que se llevó el sujeto que las obligaba a repartir la cadena, se había llevado sus pertenencias.

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